
La exposición sobre la escalada como una metáfora de crecimiento personal, explorando tanto sus desafíos físicos como mentales. Más allá del deporte, se presenta como una experiencia espiritual donde el miedo se convierte en motor de superación y conexión con la naturaleza. A través de la interacción entre cuerpo, mente y entorno, la escalada se revela como una práctica meditativa que eleva el espíritu y fortalece el vínculo con lo natural.